La Navidad tradicionalmente es un periodo
relacionado con las reuniones familiares y demás encuentros
sociales. Cuando se menciona la Navidad, todo el mundo tiende a
relacionar este festejo con la alegría y la felicidad, pero
desgraciadamente no es oro todo lo que reluce.
Son muchos los factores que deben darse para que la felicidad nos llene estos días.
En
primer lugar, un factor que influye negativamente en todo este
embolado es el clima que en esta época se nos da.
El
frío y la
oscuridad de esta época son factores que atraen a la tristeza y
desolación. En nuestros días, en donde la situación socio-laboral
que nos encontramos es bastante negativa, cada vez hay más personas
en la calle o viviendo solas, personas para las cuales estas fiestas
sólo supone un marco en el que se resalta su negativa situación.
Otro
factor
que también puede hacer que nos envolvamos en tristeza es cuando nos
analizamos a nosotros mismos y contemplamos que no hemos
avanzado todo lo que debíamos.
Estas fiestas son también incitantes a la falsedad.
Por dónde vayamos encontramos “amigos” y buenas caras, gente que
“sería capaz” de todo por nosotros. Pero como por desgracia
suele suceder en todos estos casos, no es más que un mero reflejo, ya
que cuando realmente sucede algo, pocos de esos seres "simpatiquísimos" son los que se encuentran a nuestro lado.
Bajo
mi punto de vista, el cáncer de nuestra sociedad es la falsedad. Ésta
nos va moldeando como seres que realmente no conocemos, ya que nuestro
mundo se encuentra
envuelto bajo ese manto de complacencia artificial.
Falsedad, engaño y falta de moral son los pilares
básicos de nuestra sociedad. Sociedad que conoce sus errores pero si
éstos le son recriminados, sacarán de las chistera todo un repertorio
y, cual un mago de circo barato, nos intentaran hacer creer una falsa
realidad que ni ellos mismos se creen.
Todo el mundo sabe de esta falsedad y esto nos lleva
a una sociedad más retraída, con miedo a llorar e incapaz
de trasmitir sus problemas y sentimientos.
Y esto es muy triste, ese
llanto se interioriza y la oscuridad llega nuestro corazón, nos
autoconvencemos diciendo que es mejor no contar los problemas y así, al no recordad nuestras penurias nos creemos más felices.
Uno de los
canales que nos lleva hacia esta triste realidad es que en el fondo
no nos fiamos de nadie, tenemos miedo a las críticas que puedan
surgir a posteriori a nuestras espaldas.
Yo siempre he creído que muchas veces es mejor
mandar a la mierda a alguien que reirle todas las gracias. Uno no se
puede llevar bien con todo el mundo y es preferible tener dos amigos de
verdad que cuarenta y siete aduladores de tres al cuarto.
Muchas veces, solucionar la oscuridad existente es
muy sencillo, unas palabras dulces o un abrazo sincero suelen ayudar,
el problema es que estamos tan escondidos en nuestro mundo que no
somos capaces de ver nada de lo que sucede a nuestro
alrededor.
Así pues, señores, en la lista de objetivos para el
año próximo podríamos incorporar cosas como: ser personas integras, sin falsedad...
El consejo para esta semana es : Tranquilidad.
Quisiera dar las gracias
por su colaboración a Elena Rodríguez Pérez. Y al igual que en
otras semanas, invitar a todo aquel que tenga un tema en mente y
quiera que se destroce aquí que me lo haga saber.