Hay que saber diferenciar las
tradiciones, que aquí muchos se echan la manta a la cabeza y tiran por la calle
de enmedio. No es lo mismo una tradición donde se produce gran perjuicio aún
ser vivo que una que no lo produzca. Por ejemplo en Jerusalén tenían la
tradición de crucificar a los maleantes, tradición que hoy en día no existe,
evolución positiva. Porque aunque a muchos no les parezca, esta tradición
perjudicaba un poco al ser humano.
Muchos jóvenes (no todos por
suerte) de un nuestros días, son más de pasar todo el gen radical que corre por
su venas y no hacen caso a nada ni nadie, les da igual que se trate de
conmemorar algún acontecimiento histórico, ellos son muy de pasar de todo y no
hay más que hablar. Si os pensáis que a estos les quita el sueño los actos
sociales que sirven como fusión y pegamento de la sociedad estáis muy
equivocados. Éstos son más de irse con un cartón de vino a mitad de un
descampado, cosa que como gurú desapruebo.
Lo de adaptar tradiciones también tiene más peligro que una caja
bombas, yo sé de unas fiestas de cierta capital provincial donde los jóvenes
lejos de seguir las tradiciones, las han “adaptado”, con lo que al final se
convierte todo en un despropósito ni es tradición ni nada, para adaptar algo
mínimo a de conservar la esencia, no puedes hacer como los radicales del
párrafo anterior e irte a un descampado con tu cartón de vino y decir que eso
es tradición.
Como conclusión tradiciones del bien Si, tradiciones del mal No.
Consejo de la semana: Bebe agua
Dar las gracias a Rocío Rodríguez
Pérez por su colaboración y al señor Joaquín Alonso por proponer el tema. Nos vemos el próximo martes.