Ciertas veces, las circunstancias
nos envuelven de tal manera que nos engorilamos sobre manera, expulsado por
nuestra boca una sartá de vehementes improperios sin fundamento. Es lo que
tiene el engorilamiento, que nos pone muchas veces una capa de prepotencia y
perdemos noción de la realidad
En la vida uno no
tiene que estar de acuerdo con todo, y ser un “manta mojá” sin opinión alguna, pero debemos andar con pies de
plomo ya que no se sabe la vida las vueltas que puede dar.
En el mundo hay más
personas así que aunque pienses que nadie te ve, algún que otro ojo está
grabando tus actos.
Aunque montados en
burra y vestidos con harapos vayamos, nos creemos caballeros de bravo corcel y
reluciente armadura y por ello no debemos explicación, ni muchísimo menos arrepentimiento
al pueblo llano.
Ya lo decía el refrán, no digas nunca "de esa agua no beberé".
Si no pasa nada, nadie es perfecto, ni tan siquiera yo. Por ello señores míos no pasa nada si se
comete un error, simplemente hay que saber reconocer lo fallos. Pero claro, el
tema de reconocer errores en una sociedad tan competitiva e insolidaria como la
nuestra es prácticamente una utopía.
Por ello es pido
cautela en vuestras acciones y declaraciones, que luego el bumerang se vuelve
de repente, dándonos un trompazo en los morros que nos deja cara tontos y un
rostro perplejo a los expectantes.
Así pues el resumen
es sencillo: se comedido en tus actos y palabras no vaya a ser tengas que tragártelas.
Consejo de la semana: Escucha
Dar las gracias a Rocío Rodríguez Pérez por su
colaboración .Nos vemos el próximo martes.