domingo, 21 de noviembre de 2010

Sentimientos y el guerrero mongol

Hay muchas situaciones en lo que viene siendo la vida cotidiana y normal donde uno se encuentra así lo que es un poco mal ,esta como de bajona , sin muchas ganas de na, hay tristonzote y tal… y aunque no suelte algunucha lagrimilla ,no hay que ser ningún genio para dilucidar que no te encuentras lo que se puede decir bien; y que un puñado de palabras pueden ayudar,¿un acho tío que te pasa?o algo por el estilo, pero nada de eso la insensatez de la gente de la gente les hace encapsularse y pasa olímpicamente del tema; pero solo esto sucede cuanto te encuentras alicaído sino que cuando te encuentras todo lleno de gozo y satisfacción y vas por la calle queriendo pasar tu alegría a tus congéneres te encuentras nuevamente con impermeable de sentimientos. Y este comportamiento puede ir a un peor.

Por que hay amigo……como digas de cometer un error, como te pillen hay en un descuido el que te introduces un poquitín el uñate en la nariz , estés con algo de picor y te pillen en pleno rascamiento, o tengas un traspiés y te des un jarrazo en el suelo, o muchísimas otras circunstancias mas, de repente aquel que parecía inmune al mundo que ocurre a su alrededor se monta en Babieca y con Tizona en la mano se te abalanza queriendo que al igual que el Cid expulso a los moros de la ciudad del Turia el ansia expulsar de tu persona cualquier señar de dignidad y ha base de improperios busca que quedes cual despojo humano

Esta pequeña historia la escuche el otro día en un programa de radio de manos uno de sus colaboradores (Caballo Moteado de Caza) y por su belleza y mensaje decidí buscarla en la red para poder mostrársela

Una mañana, el guerrero mongol Gengis Kahn y su séquito salieron a cazar. Mientras sus compañeros llevaban flechas y arcos, él llevaba sobre el brazo su halcón favorito, que era mejor y más certero que cualquier flecha, porque podía subir a los cielos y ver todo aquello que el ser humano no consigue ver. Sin embargo, no consiguieron encontrar nada. Decepcionado, Gengis Kan volvió a su campamento, pero, para no descargar su frustración en sus compañeros, se separó de la comitiva y decidió regresar solo.

Habían pasado en el bosque más tiempo del esperado, y Kahn estaba muerto de cansancio y de sed. Debido al calor del verano, los riachuelos estaban secos y no encontró sitio donde refrescarse hasta que, ¡milagro!, vio un hilo de agua que caía de unas rocas enfrente de él. En ese mismo momento alejó de sí el halcón, sacó el pequeño cáliz de plata que siempre llevaba consigo, estuvo un rato llenándolo, y cuando estaba listo para llevárselo a los labios, el halcón le arrancó la copa de las manos.

Gengis Kan se enfureció, pero, como era su animal favorito, pensó que tal vez tenía sed también. Recogió el cáliz, lo limpió y volvió a llenarlo. Con la copa llena por la mitad, de nuevo el halcón se la arrancó y derramó el líquido.

Gengis Kahn adoraba a su animal, pero sabía que no podía dejar que se le faltara al respeto, ya que alguien podría estar asistiendo a la escena desde lejos, y más tarde les contaría a sus guerreros que el gran conquistador era incapaz de domar una simple ave.

Esta vez, sacó la espada de su vaina, cogió el cáliz y se puso otra vez a llenarlo, manteniendo un ojo en la fuente y el otro en el halcón. En cuanto hubo llenado la copa lo suficiente y se disponía a beber, el halcón de nuevo levantó el vuelo en dirección a él. Kan, de un golpe certero, le atravesó el pecho.

Pero el hilo de agua se había secado. Decidido a beber fuera como fuera, subió el roquedal en busca de la fuente. Para su sorpresa, vio realmente una poza de agua y, en medio de ella, muerta, una de las serpientes más venenosas de la región. Si hubiese bebido del agua, ya no estaría en el mundo de los vivos.

Kahn volvió al campamento con el halcón muerto en sus brazos. Mandó hacer una reproducción en oro del ave, y grabó en una de las alas: «Incluso cuando un amigo hace algo que no te gusta, continúa siendo tu amigo». En la otra: «Cualquier acción movida por la furia es una acción condenada al fracaso».

En esta ocasión el insensato de la semana es para Alejandro Brú: Ya que se esta comportado cual si tuviera 14 años y no hace caso de los sabios consejos que aquí se dan.

El sensato de la semana es Paquito Sánchez Soriano :Por se una persona que en sus distintos viajes ,se fija mucho en las distintas insensateces del mundo y tiene cuidado de no cometerlas.

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