Ya los romanos eran fieles seguidores de espectáculos tales como el “circo”, acudían a ellos sedientos de sangre y de de sufrimiento.
La evolución ha cambiado nuestras formas de diversión y hoy los eventos deportivos son los que copan un importante juego en la diversión actual. Esta diversión no se trata, en la mayoría de los casos, solo de un contemplamiento artístico, si no que va reñido a la afina a unos colores u otros.
Al parecer algunos aficionados no han evolucionado lo suficiente y su mentalidad se encuentre aún en la época del Imperio Romano, y necesiten de ver sangre, para así poder marchar realmente contentos ha casa, o eso o es que son realmente unos auténticos gilipollas dignos de estar encerrados.
Un estadio de fútbol, una cacha de baloncesto… sin lugar a dudas se vuelve en el escape de la frustraciones acumuladas a lo largo de la semana, durante el tiempo que dure la disputa estos energúmenos se dedicaran como mínimo a insultar a todo el mundo( árbitros, jugadores rivales, aficiones contrarias…) pero lo realmente repugnante viene después.
¿Cómo es posible llegar a las manos?, ¿Por qué simplemente por portar una camiseta debes pegar a alguien? No se comprende.
Todo aquel que busca ha aficiones contrarias para provocarles y acabar peleándose, todo aquel que con la excusa deportiva busca saciar su ignorancia con palizas, aquel que arroja y lanza objetos a rivales…Todos esos no merecen el privilegio de ver un espectáculo tan digno como el deporte.
Consejo de la semana: Culturízate
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