Está es una época
idónea totalmente para disfrutar de una buena zamarra. Una de las grandes virtudes suyas el aportar
calor, por eso ahora tener una buena zamarra a mano viene que ni pintado.
Una buena
pelliza es realmente una cosa muy socorrida y con multitud de variantes, desde
prenda fina enfocada a una temporada de entretiempo, a algo realmente recio con
vistas a viajes a lugares nevados, sin olvidar pasar por prendas de un corte
mucho más elegante y formal
Como ya he
hecho alguna vez apología de este tema, nuestras lenguas es burda y carente de
sinónimos, entre eso y que utilizar términos ingleses mola mucho, no es de la cantidad de anglicismos utilizados para
referirse a las cazadoras.
Claro uno llega
con sus tres cuartos una noche de fiesta, y claro como la gente es irse de
fiesta y se le va la cabeza, no es de extrañar que cuando nos queramos dar
cuenta no sepamos donde lo hemos dejado. Otra caso que también es bastante
común en estas lindes es que dejamos la chupa en el primer sito que pillamos y
luego cuando vamos a por ella no está. Tibio disgusto que pilla uno cuando una
prenda de estas desaparece, y que casualidad, que siempre se nos pierde la que
más nos gusta. Eso sí, sí queréis seguir el camino recto de la sensatez no valláis
a coger otra que esté por ahí.
Este tipo de
prenda durante un tiempo ha sido muy utilizado a la hora de distinguir ciertas
tribus sociales, no era lo mismo llevar una cazadora de cuero, que un abrigo
hasta los pies, pero como ahora cada uno lleva lo que le sale el pijo, solo
sirve para ver quien tiene gusto al vestir y quién no.
Conclusión: Recuerda en invierno, amarra la
zamarra.
Abrígate los pies.
No sed tontos y proponed algún tema vosotros también. Nos
vemos el próximo martes.
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