De sonoridad magnánima e imponente tradición, imposible atisbar
un concepto mas bello relacionado con el trabajo.
Es sin lugar a duda el almuerzo una pieza clave en el trabajo,
el cual fácilmente nos describe como personas y en consonancia ha este suele ir
el puesto de trabajo. Parece difícil que ante concepto tan bello , lleno de
tradición y alegría puedan existir insensateces, pero desgraciadamente es así.
En este intervalo de tiempo que suele estar en torno a los 30
minutos y como hora clave de actuación tiene las 10 de la mañana, suele ser
aprovechado para la ingesta de productos alimenticios. Lo que a priori parece
un acto para enmarcar, puede cruzar fácilmente al lado oscuro. Y esto sucede
cuando una serie de elementos de alto peligro son mezclado: Una cabeza poco
amueblada, litros de cerveza y chupitos. Ya da igual la responsabilidad ya da
igual todo … la veda queda abierta. como en apenas unos minutos un bello acto
de tradición y sensatez puede ser conducido al disloque y el desenfreno.
Uno debe ser consecuente con sus actos y consigo mismo y
debe saber que cuando esta trabajando, sea de lo que debe tener sus sentidos al
100% y no debe de ir hasta las trancas y ser una mera carcamonia de empleado.
No con ello estoy diciendo que tengas que almorzar con agua
lo que estoy diciendo que si hay varios sitios a los que no hay que ir con una “vuelta
de mas” uno de ellos es el trabajo.
El consejo de la semana es: Cabeza amueblada
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