lunes, 4 de febrero de 2013

LA BARRA DE BAR




Se me llenan los poros de mi cuerpo de alegría y las orejas me hacen palmas de satisfacción, cada vez que desde la barra un hombre cuya barriga hace lustros que le impiden ver su miembro viril critica a la juventud diciendo que nada mas que les gusta beber y fumar porros en vez de hacer cosas sanas como practicar deporte.

Las barras de los bares tienen unas propiedades extraordinarias. Me extraña mucho que el señor Iker no realice programas  sobre los sucesos paradigmáticos que en torno a ella se producen.

Una extraña fuerza envuelve a todo a aquel que junto a ella se reúne. Debe de expulsar algunos efluvios mágicos o posiblemente su material este secado de la cantera de los dioses. La cosa es que trasmite superpoderes.

Da igual que sea de hierro, de madera o de obra sus efectos son los mismos. La población que la merodea tiene el poder de solucionar el mundo. Se les ocurren ideas brillantísimas, que jamás otra persona en su sano juicio y fuera de los magnéticos poderes que confieren a esta barra, diría.

Lo que no me explico yo es por que el congreso de los diputados no lo cambiar por un bar gigante una descomunal barra que le de la vuelta a todo el recinto. Así los señores diputados, se verían envueltos por una aura de gracia y sabiduría y serian mejores personas y solucionaban todos los problemas en media hora de almuerzo.

Quizás la barra no tenga ningún efecto, y como siempre somos unos cobardes y tras la barrera los toros son mas fáciles, la ecuación la política... se ven mejor. Tal vez seamos los mismo cobardes y personas pasotas, que una vez que salimos de la barra nos la suda todo, ya lo criticaremos y no haremos nada tras la barra.



























El consejo de la semana es que no te de todo igual.

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