Aquellos que tienen hijos se quejan de que los
modales de estos son cada vez peores, sus lamentos se basan en que la
juventud cada vez es más violenta y carente de educación.
Tal vez
nos les falte razón y los niños de hoy en día tenga un punto de
rebeldía bastante elevado.
Pero esto no es una cosa que venga de la
nada, como las leyes de la física nos enseñaron, en nuestra época
escolar todo sucede por algo.
Si analizamos el comportamiento de las familias
clásicas del siglo pasado, vemos que las figuras adultas en su
comportamiento ponían grandes barreras hacía los niños, ellos
tenían que marcar la rectitud continua y formar un ejemplo regio de
comportamiento.
Como ejemplo a la hora de actuar estaba bastante
bien, pero tanta disciplina creaba un distanciamiento entre los
adultos y los niños cosa que en parte era triste, ya que estos
sentían que no contaban con nadie realmente cercano al que contarle sus dudas y temores del día a día.
La sociedad no ha sido esquiva a la evolución y
también ha cambiado en sus formas de interacción con los demás.
Ya
no existe tal muro infranqueable entre el adulto y el niño, se ha
tomado como un principio de la correcta educación que tratar de
desde pequeños a los niños de un modo normal, como si fuesen
adultos, les hace que progresivamente, sin darse cuenta, vayan entrando
en el mundo adulto sin esfuerzo.
Como hemos comentado anteriormente, ya no hay
grandes barreras entre el mundo adulto y el mundo infantil, esto nos
lleva a cierto relajamiento en nuestra forma de actuar.
Parece
que se
nos ha olvidado que somos un ejemplo para los infantes, ya no
mostramos tanta atención en nuestros actos cuando estamos rodeados
de niños. Esto que creemos que es algo banal y sin apenas importancia,
es
una alma de doble filo, ya que por un lado nos acerca al mundo
interior de los niños, pero por otro, puede que actuemos, de manera
inconsciente, de un modo nocivo para los niños. Un ejemplo de esto
último lo observé el pasado fin de semana en un encuentro de fútbol.
Había un padre con su hijo y en las jugadas tensas y cargadas de
polémica el padre no tenía miramientos de alzar su voz cargada de
insultos hacia el árbitro o los futbolistas del equipo contrario. Sin
darse cuenta este padre de estar insertando en su hijo un ejemplo de
actuación para nada adecuado.
No cabe ninguna duda de que la eliminación de la gran
barrera que separaba a los niños de los adultos es positiva. Pero
eso no quiere decir que estos desde pequeños ya sean adultos.
Debemos seguir atentos a nuestra forma de actuar, porque de
manera inconsciente podemos estar insertado estímulos negativos en
el subconsciente de nuestros pupilos.
Hay que
participar con los
niños de todos los actos de la sociedad, hacerles partícipes lo más
posible de la realidad que les ateñe y ayudarles a disfrutar de las
posibilidades que la evolución nos ofrece, pero sin olvidar que
tenemos y debemos ser ejemplo.
Así, y sólo así, no nos
quejaremos luego tanto del comportamiento los jóvenes.
El consejo para esta semana es : Se fiel a ti mismo.
Es posible que en breve cierre definitivamente este
blog me lo estoy pensando seriamente
Y al igual que en otras semanas dar las gracias a
Elena Rodríguez Pérez por su colaboración e invitar a todo aquel
que tenga un tema en mente y quiera que se destroce aquí, que me lo
haga saber.
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