lunes, 12 de mayo de 2014

CONSERVAS


Desde épocas inmemoriales se conoce el proceso de conservar. Muchos métodos pero todos con el mismo fin, mantener las cosas en estado saludable durante un tiempo. Por ser concepto tan sencillo y por todos conocido, se me hace raro que seamos tan sumamente patosos y no lo apliquemos con más asiduidad a nuestra vida personal.

Como seres sociables que somos, desde nuestra más tierna infancia tendemos a relacionarnos con los demás y entablar amistad. Sin lugar a duda uno de los pilares básicos en nuestra vida son los amigos: compañeros de alegrías y tristezas y cómplices de fechorías, con los que vamos creciendo. Pero la vida nos presenta muchos requiebros y nuestras circunstancias cambian, los estudios, el trabajo, los novios... la cosa es que de repente y sin darte cuenta te encuentras en un lugar totalmente diferente con amistades totalmente diferentes.

Nuestros primeros grupos de colegas suelen estar formados por compañeros de clase, vecinos, etc. Tal vez la afinidad con ellos sea mínima pero la imperiosa necesidad del ser humano de vivir en soledad y la cercanía de estos, lo confabula de tal manera para constituir nuestras primeras amistades. Cada vez nos hacemos más selectivos y buscamos personas con cierta afinidad con lo que en nuestra lista de amigos se van sustituyendo unos por otros. Sin darnos cuenta los años han pasado y sin apenas darnos cuenta hemos constituido nuestros amigos de verdad.

Cambios y más cambios así es nuestra vida, cambiamos de chaqueta, cambiamos de coche, cambiamos de amigos. Pero una pregunta me llega a la cabeza ¿si he cambiado de ciudad, y me junto con otras personas, los amigos de mi antigua ciudad siguen siendo amigos míos?

Los amigos se fortalecen con el contacto, pero no por cambiar de ciudad los perdemos. Se pierden con egoísmo y desidia. Por suerte la tecnología de hoy en día nos permite fácilmente estar en contacto con quien queramos. Con lo que si perdemos el contacto con alguien y la relación se enfría de tal manera que pasamos de ser amigos del alma a simples conocidos, la culpa es solo nuestra.

La amistad es como una hortaliza a la que cultivar, darle los cuidados precisos para que madure, pero amigo si lo que buscas es que ésta perdure en el tiempo lo que tendrás que hacer es una conserva con ella. Por eso esfuérzate y conserva tus amistades. No hay nada más bonito que un compinche de toda la vida que sigue siendo colega a pesar del tiempo y la distancia. Una llamada, un mensaje gestos tan pequeños que por un lado alegraran al receptor, y por otro tú mismo te debes sentir orgulloso al cultivar la amistad. Se suele decir decir muchas veces: “el mismo trabajo es que lo llame yo a el, que el a mí”. Zangalitrones, no me sean tercos y pongan escusas de perogrullo.
















El consejo para esta semana es : Paciencia.
















Y al igual que en otras semanas dar las gracias a Rocio Rodríguez Pérez por su colaboración e invitar a todo aquel que tenga un tema en mente y quiera que se destroce aquí, que me lo haga saber.

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