El pasado sábado tuve
una mañana donde me gane el cielo o una paliza. Comenzó mi mañana
con un wassap en el que rezaba el título de este posteado. Yo, como
soy de genética altruista, le pregunté a mi compañero de clase que
cual era su problema y tras cederle parte de ética, que según se
comenta no se aclaraba, recibí mi ración de agradecimiento y seguí
con mi solidaria o demente mañana de sábado.
Dispuestos a hacer el
repoker en lo que a la ayuda se refiere, abandoné mi morada tras un
largo paseo cuando consideraba que mi siguiente buena acción del día
estaba al caer, me dí de bruces con la realidad, alocado de mí
¿como se me ocurre ir a ayudar a alguien que me ha pedido ayuda y no
pasar a recoger al “capitán” del equipo receptor de mi ayuda?
Así pues el señor en su plena sabiduría castigó mi osadía
haciendo que tuviese que dar otro paseo y cambiar el lugar donde
hacer mi buena acción. Ya en el punto de encuentro y no se porque
razón fui reprimido mi osadía y sin dilación ya por fin pude hacer
mi segunda buena obra del día. Cual parábola de Jesucristo, estas
lineas muestran fielmente lo complicado y la cara oculta que tiene el
altruismo. el altruismo.
Un altruismo puro se basa en ayudar a los demás sin recibir nada a
cambio, un pequeño gesto o una simples gracias (cortesía básica
que no siempre se da) pueden ayudar mucho. Ayudar en teoría es muy
sencillo, la cosa es saber si todo el mundo merece esa ayuda. En
teoría y así a primera vista parece que sí, ya que la gente que
normalmente lo necesita en su respuesta se ve la satisfacción y
alegría. Por otro lado nos podemos encontrar con lobos disfrazados
de ovejas, apariencia de tiernos animalitos indefensos necesitados de
ayuda, que en realidad son unos cabronazos que lo que buscan es
sacarnos hasta la última gota sangre. ¿Cómo saber diferenciar el
que exige ayuda con el que necesita ayuda? ¿Dónde está el límite
entre el altruismo y el idiotismo?. Algunas veces esas repuestas las
da el tiempo, otras alguien exterior y algunas otras se quedan sin
respuesta. Por otro lado nos podemos encontrar con lobos disfrazados
de ovejas, apariencia de tiernos animalitos indefensos necesitados de
ayuda, que en realidad son unos cabronazos que lo que buscan es
sacarnos hasta la ultima gota sangre. ¿Como saber diferenciar el que
exige ayuda con el que necesita ayuda? ¿Donde esta el límite entre
el altruismo y el idiotismo?. Algunas veces esas repuestas las da el
tiempo, otras alguien exterior y algunas otras se quedan sin
respuesta. Para colmo de todo ésto está esa lapidaria frase que la
tradición nos dicta de todo esto esta esa lapidaria frase que la
tradición nos dicta "Hazme ciento y no me hagas una y ya no me
has hecho ninguna".
En un altruismo menos
puro encontramos aquellas personas que hacer algo con una razón
oculta en su trasfondo, intentando sacar cierto beneficio. Si bien
ésta acción es menos poética y Disney no la utilizaría para hacer
una película, al fin y al cabo una buena acción es una buena
acción.
Como conclusión final
señores, pondríamos que ayuden a los que hagan favores; sin bien
póngase un límite, no hay que ser un ser que solo piensa en uno
mismo pero tampoco es cuestión de ser tonto, aparte hay que dejar
que otro también pueda hacer favores.
El consejo de la semana
es : Ejercicio moderado pero constante.
Y al igual que en otras semanas dar las gracias a
Rocio Rodríguez Pérez por su colaboración e invitar a todo aquel
que tenga un tema en mente y quiera que se destroce aquí, que me lo
haga saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario