martes, 17 de febrero de 2015

HOLA


Si te pones a analizar y sacar una lista de los últimos inventos apostaría que el tema a tratar hoy no está entre los últimos y revolucionarios hallazgos, aunque no por ello es una cosa sin importancia, ya que pocas cosa nos pueden dar más información.
El saludo dice mucho de la persona y su relación con el receptor del saludo: el tono, la forma de la realización de éste… arrojan mucha luz sobre el tema. Por ejemplo, si vislumbramos a unas personas que se saludan con un abrazo, podemos dilucidar de un modo sencillo que hay cierto cariño entre esas personas (aunque claro, siempre están esas personas de gran falsedad que nos fastidian la teoría) la forma en la que da el abrazo y la tranquilidad que emite es un dato susceptible de ser analizado. Por otro lado, un beso en el que los huesos de la mejilla con las dos caras totalmente horizontales y gran sonoridad de labios, demuestra una singular prepotencia atildada.
Aparte de las formas, el saludo es muy importante ya que podemos deducir el grado de educación de la personas y no solo por el tono y las formas si no por la existencia o ausencia de saludo. Normalmente los cánones en este aspecto suelen indicar que las personas con cierto grado de educación son de usar el saludo, pero claro un ser omnipotente y poderoso no se va dignar de saludar a cualquiera, pues ni que estuviésemos locos. Los que tenemos clase de verdad, da igual donde vayamos no necesitamos saludar a nadie, son ellos los que si están educados se levantaran de sus aposentos y me dedicaran una sonora ovación, “ menos, menos moños”. Se puede entender que haya un odio o resquemor intrínseco entre ciertas personas, que no se quieran ver y por tanto se nieguen el saludo, pero hacer un recorte al dar la mano o otras artimañas similares no son muy de la sensatez,con coincidir lo menos posible es suficiente (no estoy hablando de cada vez que veas a la persona persona odiada salgas corriendo).
No quisiera acabar sin mencionar a personas en este apartado que llevan a cuestas gran insensatez, los “saludadores intermitentes”, ahora me caes bien y te saludo , ahora estoy con mis amigos y no te saludo...
Como conclusión sean educados.




Consejo de la semana: Ríete una miaja.






Agradecer su colaboración a Rocío Rodríguez Pérez. Hasta el próximo martes (¿Habéis visto que educado que me despido y todo?)

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