martes, 24 de febrero de 2015

"MÁSCAROS"


Yo, pese a ser mucho de tradiciones, el ambiente donde me desenvuelvo hace que tradiciones como éstas no se encuentren en mi lista de actividades a conservar, pero eso no quita que desea que desaparezca antes que el sol se esconda.
Los disfraces que añoro son esos de una época donde ésta actividad se trataba  de un  simple esparcimiento que rompe nuestro anodino mundo, lo importante no eran los tejidos ni la temática, la empresa era divertirse pasar un buen rato dándole el follón a alguien y que no te conociese.
Costumbres como las aquí tratadas tienen una característica social muy interesante, personas "estirás" y más sosas que un andamio. Es llegar esta época y un ente extraño los entra el cuerpo, se calzan una falda y una peluca rubia y se vuelven irreconocibles.
Claro está que hay que pasárselo bien y que no es necesario llevar todos un traje de fantasía con siete metros de plumaje, pero la dignidad si es necesario que la adjuntemos, que vale que esta época es buena para cambiar de aires y romper la monotonía, pero eso no significa que haya que perder la cabeza, que el carnaval pasa y luego vete tú a comprar dignidad al mercado a ver a cuanto cuesta el kilo…

Así que si quieres salir y disfrazarte, pues no seas tonto y hazlo, pero con un poco cabeza que el mundo según me comentan no se acaba mañana.



Consejo de la semana: no bases todo en la improvisación.





Dar las gracias a Rocío Rodríguez por su colaboración, saludos cordiales y hasta el próximo martes.

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