De manera errónea alguien podría pensar que es un tema simple y
escatológicamente alejado de toda sensatez, pues sepan que equivocados
se hayan los que piensen así. Si bien todo lo relacionado con cagar es
muchas veces un tema tabú, contiene en sí arrobas de sensatez.
Dado que este post no es necesario que se convierta en un ensayo
sobre las defecaciones y que solo queremos poner una pequeña pincelada
de sensatez sobre el tema (ya si gusta a los lectores sacaré más
ediciones), esas características más nombradas sobre el tema, como son
su necesidad para el organismo y lo que descansa uno tras su ejecución
se opinaran.
Donde las deposiciones realizan una lucha a brazo partido con la
sensatez es cuando ésta se produce en lugares poco habituales, ya que
aunque pueda parecer raro, uno no tiene siempre un escusado de cierta
confianza próximo. Digo de cierta confianza porque realizar esta
actividad en ciertos lugares es más un acto de fe que otra cosa, pero
bueno centrémonos que se nos desvía el carro. Como comentaba, cuando uno
no tiene recintos habilitados para tal fin muchas veces tiene que
recurrir al ingenio, eso sí teniendo siempre en nuestro punto de mira la
sensatez.
Los lectores que sean de espíritu previsor no van a descubrir nada
nuevo, pero los que son más de cabeza ligera les hago saber que un
paquete de pañuelos pesa poco y puede servir de mucha ayuda.
Analizando diferentes lugares donde uno no tiene recitos
amurallados para el fin del que trata este post, los peores sin lugar a
duda son los ambientes urbanos, ya que en montes y de demás la situación
es menos peliaguda (aunque en los montes el tema de la limpieza también
da mucho juego, pero la tradición ya lo ha solucionado diversas veces).
Ahora que tenemos centrada la situación nos ponemos en lo peor posible:
estamos en mitad de una ciudad sin ningún sitio donde poder defecar y
no tienes elementos para limpiarte.
Pues alma de cántaro la situación es más sencilla de lo que podría
parecer. En primer lugar conservar la calma, en segundo lugar busca
pañuelos y en caso de ser imposible su obtención, improvisaremos más
adelante. Aunque alguno le pueda parecer una guarrada si hay algún
compinche que nos compaña para ejercer una guardia mientras esta de
obras mejor, (por lo menos eso dicen los manuales de la sensatez). Ahora
viene lo complicado: encontrar lugar para hacer de vientre. Las guías
de sensatez dicen que siempre hay que alejarse de puertas de hogares
(hay que ser muy merluzo para cagar en la puerta de alguien). No estoy
descubriendo nada si como gurú indico que cuando más oscuro este el
sitio mejor, los parques, si se tiene cerca, son un lugar recomendado ya
que entre matojos y demás todo se hace más fácil, pero puestos a
complicar la situación tampoco están éstos cerca; esquinas, cocheras y
espacio entre dos vehículos suelen ser los sitios elegidos. Los
catedráticos en el tema recomendamos zonas que estén lo más apartadas
del tráfico urbano posible por ello los sitios menos ideales son entre
dos coches, pero muchas veces las situaciones son como son... Las
muchachas que han tenido que alguna vez orinar en vías urbanas, saben de
lo complicado que es encontrar un buen lugar, ya que los criterios de
búsqueda son similares aunque en este caso son un poco más exigentes. Y
al igual que sucede cuando orina las muchachas que suelen haber alguien
vigilando, lo mismo sucede aquí.
Me he dejado lo mejor para el final: limpiarse si no tienes papel
ni nadie te deja pañuelos o similar, ciertas fuertes aconsejan utilizar
publicidad de los buzones o desechar alguna prenda de la indumentaria de
escaso valor.
Como conclusión caga afectando lo menos posible y con la mayor higiene y respeto.
Consejo de la semana: Pon a régimen tus críticas a terceros.
Dar las gracias a Rocío Rodríguez Pérez por su colaboración y por
proponer el tema a tratar esta semana. No ser tontos y proponer algún
tema vosotros también. Nos vemos el próximo martes.
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