Todos recordamos su sabor
sabemos donde sirven el mejor
y donde pedir el peor,
hablamos del café.
Colofón a la comida,
eje de una reunión
no siempre importa el
sabor,
sólo importa el olor.
Doping del estudiante
y del trasnochador trabajador,
estímulo para espabilar
un día más.
Solo, asiático, belmote
carajillo, americano,
de sobre o de máquina
el descafeinado.
Ese día dos
con los de Benidorm,
con un café de olla
el
día pinta mejor.
Esas máquinas
incompresiblemente abarrotás,
ese castigo a nuestro cuerpo
con ese detestable sabor.
No
es sólo un lugar,
un
alimento
o una canción,
el café es también una acción.
España es así,
así de extraña,
puedes quedar para un
café
y pedir un cubata.
Caramelos, licor,
nos gusta tanto
que pese ir cambiando,
lo tenemos en el corazón.
Penas, alegrías,
llantos,
de todo ha vivido
el café.
En cristal
es lo normal,
aunque los modernos
lo pidan para llevar.
Aún
no estoy nervioso
puedo estarlo más,
un buen termo
me he de llevar.
No es el café
es
la prueba de que eres mayor,
cuando vas solo a un bar
y te tomas un café.
Por
último la conclusión
para espabilarte puede valer,
pero lo mejor
es
la reunión.
Calma
Dar las gracias a Rocío Rodríguez Pérez. No sed tontos y proponed algún tema vosotros también. Nos vemos el próximo martes.
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