Aunque
en parte sea hacer alegoría a los clasismos de esta época, este primer
posteado del año me gustaría que estuviese cargado de alegría por lo
cual el tema elegido son los reencuentros navideños. Se nos crea una
inconfundible imagen de felicidad en nuestro cerebro al rememorar esas
épocas de nuestra cercana juventud donde nuestro día a día estaba
rodeado de todos nuestros seres queridos y las batallitas surgidas en
nuestra búsqueda del aprendizaje eran respaldadas por nuestros amigos de
toda la vida. Pero el ciclo de la vida debe seguir su paso. Es ley de
vida las personas deben de madurar y crecer y esto ciertas veces
modifica nuestro grupo de interacción. Ciertos amigos sienten la llamada
laboral y tienen que marchar, otros en cambio sus vidas sentimentales
les llevan a encauzar su vida en otras direcciones. Estas y otras
razones nos llevan a enfrentarnos a un panorama en el que cada amigo de
los de toda la vida se encuentra perdido en un lugar diferente. Un
escenario que si nos llega a suceder cuando nuestras vidas aún no están
maduras nos hubiese causado serios problemas. Pero el raciocinio está ya
cómodamente instalado en nuestro interior por ello que asumamos esto
con dignidad y resignación. Cuando hablamos del entorno familiar se
suelen dar unas circunstancias similares a las anteriores, pero ¿que son
los amigos de verdad, si no una pequeña gran familia? Hermanos que se
marchan a estudiar al extranjero, hermanas que se van a vivir a otra
ciudad… Hay un periodo del año donde la nostalgia vuelve a nosotros
donde las batallitas cual abuelo cebolleta salen a raudales la emoción
se hace dueña de la situación y una extraña paz interior. Nos sentimos
especialmente bien. Junto a los nuestros nos creemos invencibles seres
de otra galaxia a los que no afectan los problemas mundanos. Esos
sinceros abrazos de bienvenida nos llenan de energía positiva. Son
momentos dulces como estos los que aún no atan a la cordura. Y no seamos
unos meros zombis andantes. Dicho lo anterior podríamos aventurarnos a
decir que cuando se monta una reunión de esta índole lo menos importante
es un lugar elegido para tal acto y el menú a degustar. Hay que dejar
de lado pequeñas rencillas que pueda existir y reunirse post de una sana
relación de júbilo y alegría, aprovechando al máximo cada mágico
momento de este recuentro. Así que queridos lectores del camino,
disfruten de esos dulces momentos de reencuentro, rememoren aquellas
historias del pasado y ríanse los más posible, que en breve la rutina
hará su presencia y entonces, echaremos de menos hasta los momentos
actuales de discusión.
El consejo para esta semana es: El miedo impide el progreso.
Quisiera dar las gracias por su colaboración a Rocio Rodríguez Pérez. Y al igual que en otras semanas invitar a todo aquel que tenga un tema en mente y quiera que se destroce aquí, que me lo haga saber.
Una vez concluido el periodo de votación para el sensato del año, me complace en anunciar que el SENSATO DEL AÑO 2013 es para Elena Rodríguez Pérez muchas felicidades también quisiera felicitar a Carlota Ruiz Cobarro por haberse quedado finalista.
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