Una quimera que siempre perseguimos y que poca veces
poseemos en plenitud, no sé si es nuestro afán de superación o por
un exceso de avaricia. La cosa es que nunca estamos contentos, y eso
hace que cuando agarramos la felicidad dure poco.
Para encontrar la felicidad hay que saber buscar y
ese suele ser muchas veces el problema, los vicios y excesos no son
los mejores faros para guiarnos a obtener este objetivo; ya que éstos no
crean un espejismo que al día siguiente pueden hacer acudir a un
tal "remordimiento". Otro problema que suele hacerse bastante patente a
la hora de alcanzar esta quimera, es nuestra falta de tranquilidad, que
muchas veces nos hace precipitarnos en la búsqueda de ésta
felicidad y no se toman las decisiones más correctas, pero al final
el destino dicta tranquilidad.
Para hablar de la felicidad, no podemos obviar a su
antagonista la tristeza, ya que ésta, en parte, nos ayuda a disfrutar
más de la felicidad, aparte de lo comentado, la tristeza nos fuerza a
querer mejorar y abandonar ese estado deprimente.
Hay que disfrutar de las pequeñas cosas. ¡Me cago en la
mar salá'¡ una canción, un rato con los amigos, etc. Hay mil pequeñas
cosas a nuestro alrededor que irradian felicidad y gota a gota llena una botella.
Las cosas ya vienen bastante torcidas de por sí , para
encima pillar pesadumbres por todo, aunque nos cueste trabajo, hay que
hacer de tripas corazón y fijar la mirada una pizca más allá, el
día a día es el que tiene que marcar la felicidad y los fracasos
deben de ser la llave que abra nuestras perspectivas.
Un enemigo de la felicidad suele ser la obsesión, la
cual, se disfraza como un amable pero férreo deseo, que cuando éste no es obtenido de manera instantánea se empieza a enquistar
impidiendo disfrutar de otra serie de cosas buenas que suceden
alrededor .
Pues eso, señores, disfruten y sean felices.
El consejo para esta semana es : Sólo ayuda la ayuda
, no la lástima.
Es posible que en breve cierre definitivamente este
blog, me lo estoy pensando seriamente , pero, mientras eso sucede
quisiera dar las gracias por su colaboración a Elena Rodríguez
Pérez.
Y al igual que en otras semanas, invitar a todo aquel que
tenga un tema en mente y quiera que se destroce aquí, que me lo haga
saber.
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