Como eternos estudiantes
que la sociedad nos obliga a ser, cuando llegan las semanas previas a
un periodo vacacional nuestro cuerpo vibra de especial manera
deseando que lleguen esos días para festejar y dar descanso a
nuestro atormentado cuerpo.
Pero una extraña conjunción de las
galaxias hacen que a nuestros mentores les entre a todos a la vez el
mismo pánico. “¿ Y si no se lo pasan bien en vacaciones?” “no
puedo dar lugar a que se aburran”.
Esto, unido a que la falta de
practica lleva al fracaso, hacen un exquisito cocktail de tareas para
el periodo vacacional.
Da igual la edad y el curso, el capazo de
tareas será un lastre más que añadir a nuestra maleta.
Una vez visto que nuestro
calendario no tendrá tanta fiesta y relajación como pensábamos,
las cabales empiezan a rondan nuestra cabeza en busca de la solución
ideal.
Y así, con el mosqueo por tan numerosos objetivos académicos
que cumplir en las vacaciones, llegamos al ansiado periodo que
nuestro cuerpo reclamaba hace tiempo.
Cosa mala esta última, ya que
hay que disfrutar de todo y no pararse sólo en los aspectos
negativos.
Claro está que las fiestas sin tareas son más fiestas,
pero una tarea sin fiestas es mucho peor.
Ante nosotros, tenemos un
largo camino, parece que son numerosos días de “asueto” los que
tenemos por delante. Por lo que, al principio, es fácil que nos
relajemos en lo que a las actividades académicas se refiere, con lo
que empezaremos a centrar nuestra vida en pos del festejo. Pero cuando
menos nos demos cuenta veremos el fin de las vacaciones a la
vuelta de la esquina y con todo aún por hacer, es aquí cuando
vendrán las lamentaciones y disgustos.
Tendremos que apretar el culo
y enclavijar los dientes para arreglar un poco el estropicio que
llevamos hasta ahora.
No quisiera poner una
nota pesimista a todo esto ni ser el “pitufo gruñón”, pero lo
cierto y verdad es que combinar la diversión, hacer gran número de
tareas académicas es alto complicado. Si bien puede pasar una pequeña
descompensación el tiempo que dedicamos a cada tarea como hemos
indicado anteriormente.
Pero otro caso que nos podemos encontrar es
que nunca estemos conformes y agusto.
Este caso posiblemente sea el
más angustioso y paso a describir: Sabemos que tenemos muchas
obligaciones y mucha fiesta, pero esta vez la responsabilidad nos
llama y decidimos no salir, pero el problema viene cuando estamos
inmiscuidos en el estudio, nuestra cabeza nos abandona queriendo irse
de fiesta y el demonio interior nos dice cosas como “si esto no es
tanto ..” “podías haberte ido de fiesta...”, total que nos
festejamos y no nos concentramos en el estudio,”una maravilla”.
Caso parecido puede pasar al revés que nos marchemos de fiesta y la
conciencia nos putee durante todo el rato.
La cosa es no estar
a gusto en ningún lado.
Bueno pues si la cosa se
nos presenta así echémosle bemoles que con más o menos sufrimiento
seguro que conseguimos festejar y hacer las tareas.
El consejo para esta semana es : Cabeza.
Y al igual que en otras semanas dar las gracias a
Elena Rodríguez Pérez por su colaboración e invitar a todo aquel
que tenga un tema en mente y quiera que se destroce aquí, que me lo
haga saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario