martes, 29 de abril de 2014

RETIRA A TIEMPO


En el fondo siempre nos movemos hacia lo mismo y lo que piensen otros sobre nosotros tiene un gran peso a la hora de tomar decisiones. 
Por lo cual, y sabiendas de esta realidad, el ridículo debe ser un aspecto clave a evitar.

Diferentes son las maneras que nos pueden llevar a un estrepitoso bochorno, y pese a que la perseverancia es una gran actitud a conservar, en ciertos casos y para que la situación no se ennegrezca aun más, lo mejor es una retirada.

Muchas líneas se han escrito de aquel que abandona tachándole de cobarde y de cosas por el estilo, en parte, todos esos insultos e improperios están justificados, pero para hilar con mayor exactitud es preferible conocer el caso a fondo.

Uno de los aspectos a tener en cuenta es si  se trata de una retirada definitiva o momentánea, ya que no es lo mismo abandonar definitivamente algo que dejarlo aparcado para regresar con más fuerza y no tener ni ápice de oposición en la consecución de nuestra empresa.

Este post se centra principalmente en otro tipo de retirada que puede tener su ápice de sensatez, se trata de  la retirada por vergüenza.

El peligro de definir esta retirada con cierta corrección se basa en la complicada línea de delimitar el ridículo de la dignidad y en la aún más complicada labor, una vez enzarzados, de que la estamos liando parda. Pero suponiendo un mundo idílico dónde estas “pequeñas” objeciones no existan, nos centraremos más profundamente en este tipo de abandono.

Claro está que si uno lo ha intentando realmente de corazón, a más no poder, se  habrá pegado un tortazo mayor al que sufrió el ciego en su ultima aventura con el Lazarillo(de Tormes) y la situación no parece querer encaminarse en la dirección deseada.
 Quizás sea el momento de hacer cierto balance y si es menester abandonar. Pero, no tomando esta retirada como una derrota, sino como una enseñanza que debe hacernos más fuertes y otorgamos mayor sabiduría y energía para permitirnos actuar eficazmente en nuestro próximo episodio.

Por el contrario, y sin ningún tipo de discusión, la típica retirada por vagueza y “cansancio”, se postularía como una señal más de que estamos encauzados en la vía de la insensatez.

Para terminar, decir que la perseverancia debe ser nuestra compañera siempre y cuando no se convierta en tozudez y la derrota sea prima del bochorno.












El consejo para esta semana es : Paciencia.
















Y al igual que en otras semanas dar las gracias a Elena Rodríguez Pérez por su colaboración e invitar a todo aquel que tenga un tema en mente y quiera que se destroce aquí, que me lo haga saber.

No hay comentarios:

Publicar un comentario