martes, 24 de junio de 2014

FOLLONERO

Pese a que a más de uno se le pase por la cabeza, no, este posteado no es autobiográfico. Cuando hablamos de los folloneros, rápidamente nuestro cerebro configura cierta imagen mental, y aunque el grado de aguante para soportarlos sea sensiblemente diferente, el resultado es básicamente el mismo.

Si decimos de etiquetarlos, básicamente podemos hacer dos grupos. El follonero inconsciente, en que en el fondo lo hace si maldad, básicamente porque es del gen necio, y el follonero consciente; también llamado “porculero” o “hijoputa”.

Pero profundicemos más en este mundo, saquemos las entrañas de ser, para saber como se llega al desquicio y la desesperación. Para ello simularemos una serie de escenarios a los cuales el ojo de la sensatez analizará a cámara lenta.

Debido a la estación en la que estamos y a mi amor por ella, empezaré hablando de mi tiempo preferido: la siesta. Pues bien, el follonero de pura cepa no es propicio ha hacer uso de ella, con lo que ha esas horas del día hay que darles utilidad de algún modo. Una de sus formas preferidas es la utilización del teléfono. ¿Acaso hay alguna manera mejor para que nuestro intestino se retuerza, se nos infle enormemente las venas la frente , que al ver una llamada del cansino de turno justo en el momento de la siesta?, ya te respondo yo no, no lo hay. Otro clásico follonero de éste apartado es el muchacho amante del motor que se tira una hora dando vueltas a la manzana a todo puño, aunque al referirse de esta persona ciertos autores hagan alusión a el con términos como: “tonto el pijo”, “hijo de siete leches..”

Otro idílico escenario para exponer el modus opranti de esta persona son los bares. Aquí algún adelantao, estará pensado ya en los borrachos y demás, pues nunca más lejos de la realidad, si es verdad que las bebidas espirituosas le dan potencia y vigorosidad en su misión, pero cuando uno es follonero de pro no necesita de estos líquidos para desempeñar su misión. Ver a alguien que apenas se conoce sentado en una terraza y sentarte con él a contarle tu vida...

Como tampoco es menester hacer una tesina del tema, solo expondré un supuesto más. Aunque más que un escenario en sí, es una persona como concepto quien cierra mi exposición. Él no es otro que el inigualable “listo”. Este personajillo tiene la habilidad de la sabiduría absoluta: no hay ciudad en la que no haya estado, ni enfermedad que no haya sufrido, no se conoce rama de la ciencia que no domine, ni canción de la cual no se sepa toda la historia que hay detrás. Pero claro la solidaridad envuelve a este ser tan perfecto que tiene que compartir su gracia con el resto, es por ello que no te deja tranquilo con datos y más datos. su gracia con el resto, es por ello que no te deja tranquilo con datos y mas datos.


Bueno como conclusión final, decir que hay que comportarse con mesura y habrá que querer al follonero porque todos alguna vez somos o hemos sido folloneros.








El consejo de la semana es : Relajación.







Para concluir dar las gracias a Rocio Rodríguez Pérez por su colaboración, pese a que por su descomunal maldad no se lo merezca.
Queridos lectores hacer el favor sugerirme temas que mi cerebro tampoco está para muchos trotes.

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