Aunque
muchos lo tomen como un mero objeto para trasportar lápices y demás
utensilios, la mirada de un ojo experto saca mucha más información.
La
moda, como no, siempre presente en nuestras vidas no iba a ser menos en
esta ocasión. Hace prácticamente eones que los estuches de chapa
tuvieron su auge, aunque algún que otro rebelde de los paradigmas de la
actualidad se resista a sacar este estuche de su mochila.
Los
estuches de tela son hoy en día lo que más adeptos del mundo
estudiantil tienen por su comodidad, capacidad y sigilosidad han hecho
que tenga gran números de fieles.
En
mi época, unos años de rebeldía y de pelos “al cazo” los estuches de
tela mostraban también el índice de popularidad. Como he dicho los mi
generación teníamos la rebeldía por bandera y que acto más rebelde que
expresar tu amistad mediante corrector líquido, con tu firma en el
estuche del compañero. La regla sencilla y similar a la de las
escayolas, si hay cientos de firmas es que tu popularidad ostentaba gran
salud, si por el contrario lucía de manera impoluta, dos eran las
posibles causas, la amistad no era el fuerte del portador del estuche o
bien este tenía tal rigurosidad que no permitía que sus utensilios no
estuviesen impolutos.
Yo
como gurú estoy a favor de la impolutividad de los estuches, por un
lado hace insignia de elegancia y por otro quita alguna posible razón
de marginación, si los zagales ya de por si son de ámbito maligno y no
necesitan muchos caminos para regoldar, si les quitamos algún motivos
para desarrollar el mal mejor que mejor.
Como conclusión dejarse de tonterías los estuches son para trasportar corticoles, lo importante es el fin: estudiar.
Consejo de la semana: No seas avaro con tu tiempo
Dar las gracias a Rocío Rodríguez Pérez por su colaboración. Nos vemos el próximo martes
No hay comentarios:
Publicar un comentario