Hay personas que me extraña que tengan todos
los dientes en pie, quizá sea porque el tema del kárate no cautiva mucho los
corazones o por que la sensatez está más expandida de lo que cabría
pensar en un principio.
Hay seres vivos con ojos que se creen hijos de
la polla gorda, por qué su desdén y soberbia no tienen parangón. El civismo y
los modales son palabras que nunca han estado en el diccionario de nuestros
protagonistas. Su autoridad, concedida por los mismísimos dioses, les obliga a
ir como el bueno de Othar: arramblando con todo lo que encuentra a su paso.
¿Saludar? Para qué, mi sola presencia y mi
porte de galán es más que suficiente, un elegido del mismísimo no se puede
rebajar a hablar con cualquiera, ni que estuviésemos loco, e irse apartando que
las colas son para la plebe. A ver, a ver ¿qué te de las gracias? Es a mi
a quien deberías darle las gracias. Haberme ayudado a mi es de lo más
interesante que has hecho en tu vida, tus nietos ya tienen una buena historia
con la que irse a la cama.
Tampoco digo yo que vayamos con una empalagosa
actitud, que esto ya se convierta en un sin vivir, “pasa tú.., no pasa tú…” y
así en un bucle al infinito donde lo único que pasa es el tiempo. Eso sí que
hay mucho listo ¡ojo avizor! que no confundas ser educado con ser tonto, que
como diría la buena de C.Villar: “Se piensan que todo el monte es orgasmo”.
Como conclusión podemos decir que tenemos que
añadir unas gotas de humildad a nuestro comportamiento.
Protégete del sol.
Dar las gracias a Rocío Rodríguez Pérez
por su colaboración. No sed tontos y proponed algún tema vosotros
también. Nos vemos el próximo martes.
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